“El es mi Todo, mi único Todo”. ¡Y qué felicidad, qué paz infunde esto en el alma! El es único y se lo he entregado todo. Si miro las cosas con ojos humanos, veo soledad, e incluso vacío, pues no puedo decir que mi corazón no haya sufrido. Pero si mantengo la mirada fija en El, en mi Astro luminoso, entonces todo lo demás desparece y me pierdo en El como una gota de agua en el océano. Y entonces todo es tranquilo, todo sereno, ¡y es tan dulce esta paz de Dios! A ella se refiere san Pablo cuando dice que “supera todo sentimiento”.
Las Páginas más Bellas de Sor Isabel. España, Monte Carmelo, 2004, p. 167.
No hay comentarios:
Publicar un comentario